viernes, 9 de julio de 2010

Vivir en el Paraíso




Cuenta la Abuela Isabel / La vida en sí misma es un paraíso,
somos nosotros que hacemos de ella una procesión de sacrificios.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
viviríamos descansados, sin stress,
porque el trabajo ya no sería trabajo
sino un lugar de esparcimiento recreativo,
así Franca, la recepcionista, sería más generosa
desprendiéndose de su enojo enfurecido;
Escaramuzas su jefe, bajaría de su eslabón imperioso
y apreciaría el significado de un equipo productivo.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
se esfumarían los velos para descubrir
que ser pobre es una prejuicio y ser rico es un una fábula;
el pobre que descubre sus riquezas, se hará rico por amor.
El rico que despierta de su fábula, será libre de sus amarras.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
viviríamos como el holgazán de mi gato
que vive un día a la vez, sin deudas pendientes y sin contratos,
sabe por intuición que existe una abundancia universal

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
juzgaríamos menos y amaríamos más;
el loco Mentecato, dejaría de ser el loco,
comprenderíamos su lucidez genuina
y él, soltaría el temor que lo confundan
con un mundo prosaico de locos.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
Doña Sofía la dueña de la panadería,
reposaría de lo cotidiano en una conversa
con Don vagabundo Elocuente, el mendigo;
rico en historias llenas de aventuras
y de amores fortuitos; lo sabio que lo hizo la vida,
la misma, que con su belleza, descubrió el paraiso perdido.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
dejaría de existir la codicia, ya ningún hombre desearía a la mujer
del prójimo, porque amaría a la suya, porque ama lo que hace,
porque ama a su familia, porque ama sentirse a gusto consigo mismo; porque el amar es una decisión, no un sentimiento;
y la mujer por amor tendría mesura por sí misma y por las demás de su género.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
no existirían enfermos, ancianatos, ni psicólogos, ya no existiría más hambruna, cáncer, sida, lepra y por ende dejarían de haber hospitales y psiquiátricos, los médicos pasaría a ser
filósofos de las ciencias humanísticas.

Si entendiéramos que la vida es un paraíso,
el ser humano se haría más sabio, porque ya
nada lo distrae de su propósito principal,
descubrirse a sí mismo, humanamente, sin cuestionarse,
manteniendo una conexión en armonía con su esencia divina.

Eso, si entendiéramos que la vida en sí misma, es un “Paraíso.”

Gracias por tu comentario....

2 comentarios:

  1. Cuanta Verdad, cuanta Verdad. Que lindo, que lindo, hermana de la vida. Si así de fácil sería nuestras vidas si aceptáramos al Amor en nosotros.
    Con amor, luz.

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  2. Gracias Luz, amiga linda…es para mí un gusto enorme tenerte por mi espacio. Un abrazo.

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