¡Vamos héroes del camino! Hagamos con nuestras
vivencias un canto de amor y un llamado a la paz. Dios vio en ti alma de roble; Dios sabe que tú
no lo defraudarás; Dios vio en tus ojos a su ángel guerrero.
No, no es fácil. No, no es sencillo, lo sé, yo también
lo viví. Pero cómo libera la fragancia una flor si sus pétalos no se
despliegan, cómo la oruga se transforma en mariposa si no zigzaguea. Cuando
el sufrimiento cese, tu cuerpo y tu alma se habrán fundido en un acto de
Amor. Sentirás paz, alivio, la lucha interna habrá terminado, la tormenta está
suspendida y brillará un amanecer en el silencio.
Tu vida es evidencia de que existe un Dios, un Ser
Supremo, un Altísimo u Omnipotente. Juntos podemos ser musa, inspiración viva. Hagamos huellas en el camino con la sencillez en
nuestros pasos, seamos esa dulce melodía que despierta los sentimientos más
sublime de la naturaleza humana, entonces y sólo entonces, se ensancharán
nuestros corazones y la alegría estallará sobre los cielos.
Cómo crece el alma sin pruebas, cómo se evoluciona sin
vivir, cómo se descubre un amanecer si no hubo antes una noche oscura. No se
aflijan héroes del camino, tu pesadumbre es una transición, un
quebranto que aunque tenga carga de tragedia pronto será parte de un pasado.
Largos fueron los días de dolor que pasé, largas
fueron las noches sin descansos, abandoné un cuerpo viejo para entrar a un
renacimiento. No fue una simple prenda que arrojé en el camino, fue algo más
que un simple traje. Renuncié a un miembro de mi cuerpo porque pedía su
partida, por primera vez experimenté en mi alma un grito en el silencio, no era
un ser querido el que se iba, no era mi padre, no era mi madre, era una parte
de mi cuerpo que me suplicaba su partida, duros fueron mis momentos de soledad,
dura fue la despedida. Incalculables fueron las piezas de mi alma que quedaron
esparcidos sobre un mar tempestuoso, que traía a lo lejos la visita de la
muerte, estaba lista para partir y mis velas se abrieron en espera de ese
último soplo de mi aliento, pero no, no vino a buscarme, su barca sólo me trajo
un mar de consuelos, momentos de desahogos y bálsamos que aliviaron mis
heridas.
Yo la quise, pero ella no me quiso, me coqueteó tantas
veces, me cantó aquellos dulces versos; allí comprendí, que no hay diferencia
entre la vida y la muerte.
Qué hice para ser merecedora de los secretos de una
segunda oportunidad, qué hice para seguir mereciendo el regalo de la
existencia, o más bien, qué tesoros encontré en aquellos que se convirtieron en
una fuente de inspiración de vida, ahora aquí, soy un milagro más
que nació de la voz de tu propio
corazón.
Sé que debo continuar, y aún, tengo un corazón
sediento. Aquí estoy héroes del camino. ¡Viva! Viajo como el viento sin
preocuparme si me perciben o no, no hago pausas en el camino, puedo viajar
entre cada hendidura de tu respiración, porque sé, lo que estás sintiendo, soy
esa voz que viaja en el tiempo y espacio sin importar si gusta o no, tu y yo
sabemos que la belleza del ser humano sólo radica en el corazón. Pueden mirar
mi rostro y decirme que ven, pueden ver el brillo en mis ojos y decirme que
encuentran. Les he mostrando mi alma desnuda. Hurguen, escudriñen cuanto
quieran, intenten herirme si desean, mi fortaleza la podrán medir por el amor
que habita en sus corazones.
Tendrán un amanecer, lo tendrán; porque así como el
Amor te pasa por fuego, así mismo lanzará una avalancha de velos que
acariciaran tu alma. Seamos valientes, continuemos el viaje y déjense AMAR.
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