Tratemos de
escuchar un poquito lo que nuestro cuerpo nos
dice, sólo debemos prestar atención y escuchar en silencio.
Muchas
veces nos refugiamos en el placer para aliviar el dolor, y lo que estamos haciendo en realidad es
reprimirlo. Si a parte de tomar un analgésico dedicamos un tiempito para
establecer una conversación en intimidad con nosotros mismo, regalarnos la oportunidad de expresarnos con
el corazón abierto, con total franqueza, entonces lograremos comprender
aquello que tanto nos aflige.
Ese momento de total intimidad nos liberara de la confusión y nos aporta claridad.
Feliz semana mis queridos amigos.
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