lunes, 26 de noviembre de 2012

Un viaje que emprendí





Lo digo con mucho respeto hacia  quien tomó un camino distinto, a la final, todos los caminos conducen a Roma. Pero, deseo decirlo

A los 18 años comprendí que no tenía nada que aprender en lugares cerrados, ni entre cuatro paredes. Comprendí que no tenía nada que aprender de los miedos de los demás, de aquel que hizo de su vida monótona y convirtió su oficio una esclavitud; comprendí que no tenía nada que aprender de aquel que no se arriesga y menos, del que vive esperando que llegue un cambio. Así que abrí mis alas y emprendí mi propio vuelo para  aprender de los pueblos apartados, de las montañas solitarias, de los llanos áridos, de las playas costeras, de las costumbres pueblerinas, de la sencillez de mi gente…, de mi bella Venezuela.

Vi a mi gente ser solidaria, sólo por Amor, por Amor incondicional.  Es verdad, he leído poco, sin embargo, la vida me ha enseñado tanto, mi vida ya es un libro, un libro lleno de vivencias, vivencias que dejaron una sed inquebrantable de seguir creciendo.  Sin darme cuenta la vida me hizo guerrera;  hice del Amor mi arma más poderosa,  de la felicidad mi escudo, de la Paz mi hogar y del arte mi libertad.

Hoy ahora aquí,  sigo estudiando, investigando, meditando para seguir reflexionando, para escribir lo que me dice el corazón, no por que sienta que tenga mucho que enseñar, sino más bien, porque  aún me queda mucho que aprender.

1 comentario:

  1. Bello mi niña. Dios continúe bendiciendo tu vida con abundancia infinita.
    Besos...
    Lil

    ResponderEliminar